Basura de unos, tesoro de otros

Quienes me conocen saben que como buen activista bicicletero, todos mis recorridos los hago en bicicleta, sin importar si voy al Zócalo que está a cuatro cuadras de mi casa, o a la casa de mi novia que está a 10 kilómetros. Pero lo que pocos saben es que soy muy buen peatón, que lo disfruto mucho y que cuando no tengo la bici, me muevo a pata.

Como ayer (o alguna noche, así no importa qué día lean esto) que dejé mi bicicleta en casa de mi novia y al salir del trabajo a las 10 de la noche, decidí caminar bajo la ligera lluvia, en vez de esperar a que cesara.

Emprendí la caminata. La lluvia ya me empezaba a empapar, cuando al ver la base de un poste de luz, noté cajas y bolsas sobre las que había globos y algunas cajitas que seguramente alguna vez fueron bonitos regalos de un novio cursi a su ahora ex novia; junto a esas cosas encontré un par de cuadros de los que tienen figuras hechas con pequeñas piezas de metal como llaves, alambres, cadenas, etc. Por supuesto que no dudé ni dos segundos: los levanté y metí a mi mochila.

Seguí caminando y dos postes después me topé con un paraguas sobre una bolsa negra. Me acerqué y como el que no quiere la cosa (porque desde un auto en la esquina me veía una pareja), lo tomé y lo abrí. Funcionaba a la perfección. Bueno, casi. La única bronca era que no podía sostenerse abierto porque el segurito estaba roto. Igual lo agarré y lo llevé abierto con la mano fungiendo como seguro para que no se cerrara. Hasta ese momento era una noche especial: llevaba un tesoro en mi mochila y tenía algo con qué cubrirme de la lluvia.

Me fui asomando a los siguientes postes para ver si entre tanta bolsa encontraba otra sorpresa. Pero nada. Puras bolsas negras bien cerradas. Hasta que en una esquina hallé un trapeador con todos sus pelos bien puestos y un rodillo para pintar. Que me los llevo. Siguiente esquina una base de madera para sostener quién sabe qué, la cargué también. Tres postes después, una charolita decorativa y sí, también la tomé.

Y ahí me veían caminando bajo la lluvia, cargando un gran tesoro cuyo destino desconocía y sigo desconociendo al momento de escribir esto, mañana seguramente intentaré vender cada cosa que levanté por no más de $15 (quince pesos mexicanos) y seguramente alguien lo comprará, porque después de todo la basura de unos es el tesoro de otros.

¿Alguien compra un paraguas que funciona casi a la perfección?

pepenador

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.